Japón enseñó su cultura e historia al resto del planeta, en la ceremonia de apertura del Mundial de rugby.
Se puso en marcha la Copa del Mundo en Japón. Richie McCaw, uno de los exjugadores más emblemáticos neozelandeses, agarró la Copa Webb-Ellis y atravesó con ella un mar que recordaba la gran ola de Kanagawa, célebre estampa del pintor Hokusai, especialista del ukiyo-e, movimiento artístico japonés del siglo XIX. El capitán de los All Blacks campeones del mundo de 2011 y 2015 la depositó en una columna y la dejó echándole un vistazo cómplice… Pocos después, el príncipe Akishino declaró inaugurado el Mundial de Rugby, antes del inicio del primer partido del torneo que enfrentaba en Tokio a la selección del país organizador frente a Rusia.
“Espero que el torneo fortalezca los lazos entre los países participantes y ayude al crecimiento de este deporte alrededor del mundo. Declaró inaugurado el torneo”, dijo el príncipe. Antes de Akishino tomó la palabra el presidente de la World Rugby, la federación internacional de este deporte, Bill Beaumont, quien elogió a los organizadores. “Todos ustedes deben sentirse muy orgullosos esta noche, han hecho historia. Sé que Japón será el organizador más receptivo. Son los mejores organizadores”, afirmó el dirigente británico.
La ceremonia de inauguración del noveno Mundial de rugby homenajeó a la cultura y a la historia de Japón, a través de la pasión por el rugby. El alba, tema muy querido en el país del sol naciente, constituyó el punto de partida de un espectáculo donde bailes tradicionales y artes marciales se sucedieron sobre fondos en tres dimensiones.
Tradición y modernidad, Japón se mostró al son de tambores, mientras los bailarines recorrían un mapa virtual de cada una de las doce ciudades organizadoras por etapas. El nacimiento y la evolución del rugby apareció después en imágenes sobre un Monte Fuji nevado, rodeado por niños, embajadores de los veinte países participantes.
Cada país fue anunciado (arrancando por Argentina), recibiendo Japón lógicamente los mayores aplausos. Nueva Zelanda y Sudáfrica, dos de los favoritos para el título, también fueron muy aplaudidas, posiblemente porque tenían muchos aficionados entre el público.
Unos escolares cantaron después el himno del torneo, ‘World in Union’, antes de que imágenes de las ocho Copas del Mundo precedentes aparecieron sobre el Monte Fuji. Veinte equipos, repartidos en 4 grupos, se disputarán la Copa William Webb-Ellis, que será entregada al término de la final, el 2 de noviembre en Yokohama.